La racionalidad como sintetizadora curricular e histórico Social
Al Maestro Lic Alfredo Grassi
mi entrañable Director de Pens.
Científico del Conicet
por Marcelo Lobosco
Filósofo del Derecho
Especialista en Políticas educativas en Filosofía
El tema de que vamos a abordar es “Perplejidades y Paradojas: Ciudadanía, Resignificación de la Democracia y Fraternidad”.
Este artículo cumple con esos tres objetivos con los cuales concordamos: Investigación para hacer una labor de calidad, desde donde le damos rigor y coherencia. Docencia desde donde le hacemos capacitación a nuestros coordinadores, profesores, auxiliares docentes. Extensión en su matriz extracurricular.
Pero en el trabajo filosófico, trabajando la Filosofía como disciplina de síntesis tanto en el proceso educativo curricular y extracurricular, como en el de investigación y con la extensión, nos encontramos con patologías de la
La primera patología, según nuestra lectura, es transformarla en la Historia de la Filosofía, no procediendo de acuerdo con el dictum Kantiano de enseñar Filosofía, que supone enseñar a filosofar, no sólo su historia. Resaltando la importancia de la planificación, los esquemas conceptuales, la evaluación, pero no reduciéndolos a ella.
Pero filosofar, es pensar el presente a partir de un problema, reapropiarse desde el presente de su Historia, y de la Historia social que hace que nos apropiemos de una temática en un momento histórico, en la dialéctica universal-
Es un ir contra la doxa, contra la opinión pública vigente, que genera un imaginario que hace que pensemos de determinada manera. Es decir que reflexionemos a partir de las paradojas del momento histórico-social que nos toca vivir.
Como afirma el mencionado filosofo:
“En Filosofia, como ustedes saben, no se defiende pura y
simplemente un determinado punto de vista.
Se dice en que condiciones puedo yo iniciar tal o cual
tesis, o bien en que condiciones puedo enunciar tal o cual
tesis contraria. Una interrogacion filosofica, es una interrogacion,
que desplaza la opinion, la opinion nunca es una pregunta,
siempre es una respuesta.”[1]
La segunda Patología es trabajar la filosofía como una actividad monológica,
En nuestro caso el discurso filosófico, sus categorías, sus conceptos. Está atravesado por diversas experiencias, que se transforman en paradigmas teóricos
1) el
2) el Derecho interpretado como práctica social de carácter discursiva, que expresa las contradicciones culturales y de clase en la lógica jurídica,
3)la Historia cultural, que trabaja en la historia de los símbolos, representaciones y las apropiaciones culturales de una formación histórico-social y
4) por el imaginario social, es decir por una construcción socio-histórica que abarca el conjunto de instituciones, normas y símbolos que comparte un determinado grupo social y, que pese a su carácter imaginado, opera en la realidad.
¿Y cuál es la función de la filosofía? la de hacer síntesis curricular con las disciplinas mencionadas en este caso y con el momento histórico-social. Lo mismo acaece con las redes sociales, hay multiplicidad de datos, mucha generación de prejuicios, excesivo narcisismo, y falta de síntesis.
Ese vuelve a ser el lugar de la Filosofía, disciplina de síntesis, pues la Filosofía tiende a ser universal y nunca lo logra, y por otro lado se encuentra con las culturas nacionales.
Hay una tensión entre la civilización universal, y las culturas nacionales, tal como lo enuncia el filósofo fenomenológico-hermenéutico Paul Ricoeur y siguen en esta línea el notable filósofo creador de la filosofía de la liberación Enrique Dussel, y los grandes pensadores De Souza Santos, Enrique Hernández (+), Carlos Cullen, Alcira Bonilla, Mario Casalla, el teólogo y filósofo Juan Carlos Scannone (+).
Siguiendo por temas generacionales, nos encontramos con otros filósofos que comulgan con nuestra postura crítica. Me refiero aquí a algunos como Judith Buttler , Nancy Frazer de EEUU ; Enrique Dussel, Gregorio Weinberg (+) Alcira Bonilla, Enrique Hernández (+) Miguel Santagada, Carlos Cullen, Enrique del Percio, Alicia Farinati, Soledad Alposta, Samuel Cabanchick, Horacio González (+) Federico Schuster y Francisco Naisthat en Argentina; Patrice Vermeren, Alain Badiou, Stephane Douailler, Michel Foucault (+) Jacques Poulain, Paul Ricoeur (+)George Navet (+) Jean Salem (+) Cornelius Castoriadis (+) en Francia; María Elena Melgarejo, Iván Avello Arias en Chile, Umberto Ecco (+) Gabriella Bianco , Gianni Vattimo Antonio Biaggio A. Cosentino , Giorgio Agamben en Italia; Mauricio Langon, Yamandu Acosta , Carlos Vázquez Ferreyra en Uruguay, Sagrario Rollan, Isabel Narbona Marina Garcés, Ricardo Gutiérrez Aguilar y Miguel Santaolalla en España
Con diferencias temáticas, metodológicas y categoriales, pero todos buscando la emancipación del género, de los pueblos originarios, de los vulnerables, la búsqueda de una de la fraternidad perdida. Es decir, una Filosofía de la praxis emancipadora.
Asimismo, otro ítem a tener en cuenta, que desarrollaremos en nuestro próximo libro (*), es la alfabetización pedagógica, según nuestra investigación y nuestros puntos de vista -que no serán desarrollados por sistema alguno-, llevando ese término de la pedagogía a nuestro campo disciplinar: la enseñanza de la Filosofía.
Articularemos este concepto con la noción de obstáculo epistemológico, del epistemólogo y poeta francés Gaston Bachelard. Pero no lo tomaremos para aplicar en la Historia de la ciencia.
La alfabetización pedagógica, para el inicio de una posibilidad de enseñanza para los alumnos que egresan de la escuela media e ingresan en el sistema universitario, explicitando muchos presupuestos, que no siempre tomamos en cuenta los profesores de media y los profesores universitarios a los efectos de lograr una propedéutica para el inicio de un Holzweguee o camino propio, favoreciendo así condiciones para una conceptualización filosófica adecuada.
Solemos escuchar de los profesores secundarios, terciarios, expresar que “los alumnos no saben”. No saben leer, no saben escribir (Cf. Carlino, 2010) y entonces, a pesar que no desconocemos la falta de capital simbólico reinante, el compromiso y la responsabilidad siempre es de los otros. Nunca de nosotros los profesores,los investigadores.
También suele ser un lugar común escuchar “los estudiantes deberían llegar de los colegios , liceos , a la universidad, sabiendo estudiar, leer y escribir”. Compartimos la opinión de Carlino, que las ideas de leer y escribir se aprenden en ocasión de tener prácticas de producción discursiva.
Es relevante señalar y reconocer que los alumnos del siglo XXI, vienen con procesos de enseñanza – aprendizaje que antes no tenían. Es decir menos lectura y escritura.
Pero también es importante recordar que muchas veces los profesores partimos de presupuestos, tales como que ya deberían tener las habilidades, los conceptos, las categorías; o de que no se los damos, para mantener la relación de poder imaginaria.
La educación no surge ex nihilo, sino que es uno de los emergentes de una cultura, de una historia social que el neoliberalismo destruyó o de la que limita los patrimonios culturales, de los núcleos de los países en vías de desarrollo (Corine Abensur, 2009).
También es cierto que las tecnologías han rezalizado un cambio cultural importante.
Los estudiantes tienen prácticas sociales tecnológicas y por lo tanto imaginarios emplazados en mp3, mp4, cd, dvd, blogs y prácticas sociales y educativas ligadas a lo digital, pero sin un capital simbólico que acompañe tales prácticas tecnológicas. En otro lugar hacemos referencia a este Renacimiento Tecnológico, análogo pero diferente al Renacimiento del Quattrocento.
Los profesores, muchas veces estamos ligados a un lenguaje sintáctico, causal, con ideas de Patria, Nación y Estado. Estas ideas se tornan representaciones imaginarias del ser argentino, en un alumno del siglo XXI, lo son usualmente de algún evento deportivo.
Sabemos que el proceso de enseñanza – aprendizaje da una configuración en la psiquis del alumno.
En este camino mediado ¿aprende tanto el alumno, al que se le brindan conceptos, signos, símbolos y metodología de la investigación, para seguir la ruta de un concepto?
Pero además en este proceso aprende el profesor, pues investiga el tema que da, prepara su clase, hace una interpretación de lo leído, reconstruye esquemas conceptuales y evalúa si su procedimiento ha sido adecuado a la evaluación.
Una clase podría comenzar con una evaluación diagnóstica que ha realizado el profesor al comienzo de la misma, y las respuestas y preguntas de los alumnos, con las que también aprende el profesor, son un dato relevante para él mismo. A no ser que se haya convertido en un dinosaurio y tenga que ir al museo de ciencias naturales, pues les narra un relato del pasado que no tiene significatividad textual actual para el alumno.
La alfabetización académica es entonces, en sentido sincrónico a las prácticas y representaciones de una determinada comunidad educativa, y además, en un sentido diacrónico, se refiere a los modos culturales para ingresar como miembro de ella (Carlino, 2010).
La alfabetización académica cuestiona la idea de que el alumno no necesita aprender al ingresar a la educación superior, es decir a la Universidad.
Esto implica que el profesor esté dispuesto a guardarse el poder simbólico que implica haber recorrido una disciplina. Los modos de aprender una asignatura implican una socialización simbólica transfiriendo este concepto a la filosofía, es decir, la filosofía como disciplina de síntesis curricular (Lobosco, 2000)
Este trabajo se lo dedicó a todos aquellos que buscan un diálogo interdisciplinario y trandidiplinario
ResponderEliminarDe la Filosofía con l’as ciencia sociales y Humanidades para hacer docencia , investigación y extensión Universitaria