Prólogo "El Malestar de la Filosofía , su desubicacion en los Diseños Curriculares y prácticas Sociales" Biblos , 2014. Por Marcelo Lobosco
Prólogo "El Malestar de la Filosofía , su desubicacion en los Diseños Curriculares y prácticas Sociales" Biblos , 2014
Por Marcelo Lobosco
Las marcas que inscriben el derrotero de este libro no son fruto de una investigación mecánica, uniforme, de un fisicalismo, una sinfonía, o un libro cerrado.
Tampoco es un apart hotel, ni un edicio inteligente controlado por un GPS satelital, para que no irrumpan los excluidos del sistema educativo, productivo o financiero en los barrios privados, que mantienen la seguridad y la ficción de una democracia igualitaria que no llega a construir ciudadanos conscientes de sus derechos civiles, sociales y políticos, que instituyan prácticas incluyentes.
En las diversas líneas que constituyen esta obra, no se encontrará en nuestros edicios, en nuestras sinfonías –como afirma Castoriadis– ni cemento, ni cal, ni arena, que los haga impecables, acondicionados.
Y es que estamos acostumbrados a que una sinfonía, un libro, una pintura, un edi cio, un shopping, un libro o una monografía googleada estén impecables, listos para ser degustados, habitados, leídos, para que sean funcionales al usuario.
No es lo que sucede con este libro.
Como dice el célebre historiador de las ideas y filósofo, Gregorio Weimberg, (en cuyo honor se celebran estas Jornadas): “Las crisis muestran esas eternas compañeras desde hace más de doscientos años” y, por ello, requieren de un procesamiento que vaya más allá de los diagnósticos y tratamientos economicistas, político, sociales y jurídicos.
Algunos “lúcidos” políticos piensan en un mapa de la inseguridad. Podríamos hacer un mapa de los espacios verdes, de los lugares invadidos de árboles caídos, por seguir esta torpe mirada. El mapa, a nuestro juicio, es el de los que no ingresan ni egresan del sistema educativo, mapa que será producto de un estudio cuantitativo e interpretativo de esta realidad educativa.
La unidad de la diversidad de este libro y su circulación en el mundo de la vida, de los ciudadanos, de los ámbitos de capacitación de profesores de la escuela media y de la investigación, docencia y extensión de los Claustros Académicos Universitarios (para los que tengan la amabilidad de reflexionar con nosotros, de estudiarnos y de criticarnos), está dada por este gesto:
hay un malestar de la cultura –como afirmaba Freud–, hay un malestar en la Filosofía, por no habitar estrechamente (o estar fragmentariamente) en los diseños curriculares y por ende, en las prácticas sociales dominadas por la violencia, la exclusión, la fascinación, el jazz blue y la irracionalidad. Según el Filósofo francés Patrice Vermeren: “No hay Unesco sin Filosofía”; análogamente, nosotros decimos , no hay educación sin Filosofía.
Esperamos que los organismos encargados de la educación comprendan que no hay democracia sin filosofía y que toda filosofía se inserta en una cultura (como dice el filósofo y semiólogo Miguel Santagada). Pues la filosofía no es un ente que está en el museo de los dinosaurios, enclaustrado, sino que es un tema que está en las escuelas, en las uni- versidades y en el mundo de la vida, Lebenswelt, como afirma el filósofo E. Hernández.
En ella se analiza, se investiga y se hace extensión académica para poder recuperar, desde una losofía de la praxis (Habermas), el sí-mismo como otro, como idea reguladora de sí mismo, al decir de Ricoeur.
En definitiva, una unidad de la diversidad de las ideas que regulan nuestras acciones .
Por Marcelo Lobosco
Las marcas que inscriben el derrotero de este libro no son fruto de una investigación mecánica, uniforme, de un fisicalismo, una sinfonía, o un libro cerrado.
Tampoco es un apart hotel, ni un edicio inteligente controlado por un GPS satelital, para que no irrumpan los excluidos del sistema educativo, productivo o financiero en los barrios privados, que mantienen la seguridad y la ficción de una democracia igualitaria que no llega a construir ciudadanos conscientes de sus derechos civiles, sociales y políticos, que instituyan prácticas incluyentes.
En las diversas líneas que constituyen esta obra, no se encontrará en nuestros edicios, en nuestras sinfonías –como afirma Castoriadis– ni cemento, ni cal, ni arena, que los haga impecables, acondicionados.
Y es que estamos acostumbrados a que una sinfonía, un libro, una pintura, un edi cio, un shopping, un libro o una monografía googleada estén impecables, listos para ser degustados, habitados, leídos, para que sean funcionales al usuario.
No es lo que sucede con este libro.
Como dice el célebre historiador de las ideas y filósofo, Gregorio Weimberg, (en cuyo honor se celebran estas Jornadas): “Las crisis muestran esas eternas compañeras desde hace más de doscientos años” y, por ello, requieren de un procesamiento que vaya más allá de los diagnósticos y tratamientos economicistas, político, sociales y jurídicos.
Algunos “lúcidos” políticos piensan en un mapa de la inseguridad. Podríamos hacer un mapa de los espacios verdes, de los lugares invadidos de árboles caídos, por seguir esta torpe mirada. El mapa, a nuestro juicio, es el de los que no ingresan ni egresan del sistema educativo, mapa que será producto de un estudio cuantitativo e interpretativo de esta realidad educativa.
La unidad de la diversidad de este libro y su circulación en el mundo de la vida, de los ciudadanos, de los ámbitos de capacitación de profesores de la escuela media y de la investigación, docencia y extensión de los Claustros Académicos Universitarios (para los que tengan la amabilidad de reflexionar con nosotros, de estudiarnos y de criticarnos), está dada por este gesto:
hay un malestar de la cultura –como afirmaba Freud–, hay un malestar en la Filosofía, por no habitar estrechamente (o estar fragmentariamente) en los diseños curriculares y por ende, en las prácticas sociales dominadas por la violencia, la exclusión, la fascinación, el jazz blue y la irracionalidad. Según el Filósofo francés Patrice Vermeren: “No hay Unesco sin Filosofía”; análogamente, nosotros decimos , no hay educación sin Filosofía.
Esperamos que los organismos encargados de la educación comprendan que no hay democracia sin filosofía y que toda filosofía se inserta en una cultura (como dice el filósofo y semiólogo Miguel Santagada). Pues la filosofía no es un ente que está en el museo de los dinosaurios, enclaustrado, sino que es un tema que está en las escuelas, en las uni- versidades y en el mundo de la vida, Lebenswelt, como afirma el filósofo E. Hernández.
En ella se analiza, se investiga y se hace extensión académica para poder recuperar, desde una losofía de la praxis (Habermas), el sí-mismo como otro, como idea reguladora de sí mismo, al decir de Ricoeur.
En definitiva, una unidad de la diversidad de las ideas que regulan nuestras acciones .
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